A Oscar Espinoza Vázquez, mi padre.

No hay soledad
y no la habrá jamás
cuando uno se descubre parte
de las chacras y la sierra

No hay soledad
y no la habrá jamás
cuando se duerme recostado
sobre verdes valles y ríos sonoros

No hay soledad
y no la habrá jamás
si uno sabe de su savia
en cada rama, hoja y pétalo del camino

No hay soledad
y no la habrá jamás
cuando uno bebe lenta la tarde
en la que moran enteras sus raíces

No hay soledad
y no la habrá jamás
porque soy tu hijo
y ya siempre estarás aquí, conmigo

En mi voz
en mis palabras
en los días que nos quedan
y en la eterna infancia que sueñas sobre los campos

No habrá soledad
ni días perdidos
porque los habremos ganado todos en el corazón
Tayta ancha munayki

Mario Espinoza Pino

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