La sal y el agua dulce
dividen en dos el alma de Porto

no hay plaza ni parque
sobre los que la luz
no desee acostarse
hasta morir

ni cuesta sin piedra labrada y azulejo
que deje de anunciar
el delirio errante
de otra navegación

balcón sobre balcón
sus colores encierran un secreto
más allá del bullicio -hábil melancolía-

entonces una gaviota
emprende el vuelo desde el Duero
llevando una presa en el pico

es una parte de nosotros que ya no volverá
hasta que regresemos a estas calles
tendidas sobre el límite del mundo.

(Porto)

Mario Espinoza Pino

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