Cuando los bienes son escasos
hay que aprender a compartir mejor
el pan y la palabra

hay que inventar fuegos
sobre las noches rotas
y calles y esquinas habitadas
a pesar del frío
que entumece los huesos.

Cuando los bienes son escasos
y no alcanza la esperanza
para pintar un horizonte

hay que apostar el mundo
a la ternura cotidiana
esa conversación que borbotea
y agita los posos
de la sangre.

Cuando los bienes son escasos
hay que hacer que los versos
alumbren los colores que faltan

hay que evitar el destierro
de las voces y las flores tardías
e invocar el hilo silencioso
que cose el presente y el pasado
por dentro de la carne.

Cuando los bienes son escasos
y el día se quiebra
sobre la tarde sin respuesta

hay que buscar entre los restos
germinar con ellos
con la lenta impaciencia
de los topos que cavan bajo tierra
ocultándose de las miradas y los mapas.

Horadar, tejer, vaciar los suelos
para que nada quede en pie
para que todo caiga

hasta que los bienes
estén en cada una de las manos
en las bocas de todas y de todos
y una alegría unánime
brote pura de las esquinas olvidadas.

Mario Espinoza Pino

Obra gráfica: La escasez de las espacies, por Javier Aragón.

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