Quién podría demorarse
en esos umbrales excesivos
que son como ninguna parte
y acogen como un hogar a tientas
Cómo podríamos permanecer
en ese momento liminar
que nos brinda la posibilidad temible
de hacer la diferencia
Qué voz podrá nombrar
lo que aún está ausente
e insiste sin embargo
en llegar a la palabra
Son los ritos de paso
la sal de la experiencia
que separa la vida de la muerte
el orden del caos
Son la intermitencia de lo vivo
Y nos reclaman, nos anclan a lo móvil
a las lunas pasajeras, a los olvidos fértiles
a la memoria sin bridas de un campo desnudo
en el que volvemos a nacer
lavados en un río
que refleja estrellas
y alimenta brumas
que sólo se disiparán
al pronunciar los nombres adecuados
Esperan la invención
de un aliento que atesore lo vivido
y bese la arcilla reciente
como vestigio del porvenir
que nos espera
Pero ¿En qué estación
en qué paraje extraño
detrás de qué esquina
o en qué brazos nos encontraremos
con nosotros
como esa otra cara
de la moneda que buscamos?
Mario Espinoza Pino
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