Que Tamames ahora venda el texto de su moción por algo menos de 5€ redunda en señalar que su moción pastiche sólo ha sido un mal paripé y pésimo circo. Poco más.
Todos los géneros son buenos, excepto el género aburrido
Voltaire
La moción de censura de VOX no ha estado ni de lejos a la altura de los «esperpentos» de Valle-Inclán, obras satíricas en las que la realidad y los arquetipos heroicos clásicos se deformaban en los espejos cóncavos del callejón del Gato. Aquí el pretendido heroísmo hispánico estaba acartonado desde el principio, no olía bien (pese a los trajes caros) y además tenía caspa -mucha-. No le hacía falta ningún espejo deformante, era fiel reflejo de lo que hay en un sector trasnochado de la sociedad que trata de atar el presente a lo más triste, gris y bárbaro de la historia española. Más allá de las arengas carpetovetónicas de Abascal y del tedio provocado por la resurrección de Tamames, lo cierto es que se sacan algunas conclusiones de todo este paripé parlamentario.
La moción no ha llegado a parodia…
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